Costumbres españolas que nos benefician y que nos perjudican

Hola amigos!

Vivimos en un país en el que, visto «desde fuera», hay una gran calidad de vida. Nuestros salarios no son los más altos ni somos los más avanzados en tecnología, pero tenemos un buen clima y además, si hay algo que nos distingue, es que somos muy «disfrutones». Es una palabra que creo que no existe pero que me encanta, y es que es muy descriptiva! Nos gusta trabajar para vivir, hacer planes, quedar con gente, ir de viaje aunque no haya gran presupuesto (no os pasa cuando viajáis al extranjero que no paráis de oír españoles?)…

Precisamente esta capacidad de disfrutar, junto con la adherencia a la tradicional dieta mediterránea que (en parte) seguimos teniendo impresa en nuestras cabezas, nos hace ser un país extraordinariamente longevo: según un informe de 2016 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), España es la CUARTA nación del mundo con mayor esperanza de vida (82,2 años), sólo por detrás de Japón (83,7 años), Suiza (83,4 años) y Singapur (83,1 años).

Ahora que hemos visto las cosas «fantásticas» de nuestra esperanza de vida, en este post quería destacar otros aspectos no tan positivos que son inherentes a nuestra cultura y que, si los reducimos, podremos gozar de una esperanza de vida larga pero «sana» (que es otro indicador diferente, ya que una cosa es «vivir» y otra muy distinta es «vivir en condiciones»!):

1. Aperitivos: es una comida que no es muy frecuente en otros países. Es muy normal para nosotros salir a tomar el aperitivo, o tomarlo en casa, independientemente de que en 1 ó 2 horas vayamos a comer y de que hayamos desayunado. Además, en los aperitivos se suelen tomar cosas como croquetas, flamenquines, queso, patatas bravas, alioli, pincho de tortilla, embutido, paté, alcohol…) que son muy calóricas, suben el colesterol y que no llenan ni nutren demasiado. No pasa nada por hacer aperitivo, ¡por supuesto es un planazo!, pero mi recomendación es que:

  • Seáis conscientes de lo que estáis tomando y reduzcáis entonces la comida que hagáis después (o que no os peguéis previamente un desayuno de campeón)
  • Sea una cosa especial en un día libre (libre en cuanto a no cortarse un pelo con la comida) de la semana, no una costumbre frecuente
  • Si está en vuestra mano o lo preparáis en casa, os decantéis por hummus con crudités, embutido menos graso (jamón ibérico, por ejemplo), mejillones, aceitunas, frutos secos… Estas recetas pueden ayudarte.

2. Platos de cuchara con chorizo, morcilla, tocino, oreja, vísceras, etc: me encantan los platos de cuchara, vamos es que me pirrian y además son sanísimos! En casa los tomamos todas las semanas, no deben faltar en una alimentación completa. El problema es que tenemos la costumbre de añadirles determinados elementos que hacen que, de consumirlos así, debamos dejarlo como para algo excepcional, cuando no tiene por qué ser así y además están buenísimos haciéndolos más ligeros. Unas buenas alubias con verduras y mucho pimentón os puedo asegurar (lo he comprobado mil veces con carnívoros férreos) que no te hacen echar de menos la carnaza, o un cocido hecho con garbanzos, berza, hueso de jamón, morcillo etc y con la morcilla y chorizo hechos por separado, y la sopa desgrasada están de 10 absoluto…

3. Echarnos largas siestas nada más comer: lo mismo que lo anterior, nada me parece más reconfortante que la siesta del fin de semana. Encima en invierno que te despiertas de noche es una sensación taaan agradable… Es beneficioso dormirse un poquito, de hecho está científicamente probado, pero si hemos hecho una comilona casi es mejor que nos demos un paseíto antes de tumbarnos en el sofá…

4. No hacer mucho deporte: es curioso que los españoles seamos los primeros en muchos deportes a nivel de olimpiadas, fútbol, tenis, fórmula 1… pero luego  no exista una costumbre muy fuerte del deporte. No debemos olvidar que realmente estamos «hechos» (evolutivamente hablando) para movernos mucho, y con los ritmos de vida de oficina que llevamos no nos movemos suficiente, con los problemas de salud que ello conlleva. Por lo que veo con mis sobrinos y gente algo más joven, en los colegios se está dando cada vez más importancia al deporte, y la gente adulta está más concienciada de que hay que hacer algo, así que creo que esta tendencia mejorará en los próximos años 🙂 . Hay que moverse lo más posible, lo que nuestro tiempo/condiciones nos permitan, ya sea andar en nuestro día a día, el consabido «no subir en ascensor», salir a correr o bien acudir a un gimnasio (cardio, yoga…) o practicar deportes en grupo. También hay vídeos fantásticos en youtube para hacer ejercicio en casa sin necesidad de tener máquinas.

5. Tomar mucho embutido: no sé si recordáis que la OMS alertó hace tiempo de que la carne procesada puede ser cancerígena. Si bien no considero que haya que ser extremista y dejarlo de tomar para siempre, si que me parece bien que seamos conscientes de que no deben ser alimentos de consumo tan frecuente. Es muy habitual en los hogares españoles cenar en casa algo suave y completar con embutido, o darle a los niños salchichas. Esto debemos:

  • Reducirlo lo más posible, sobre todo los que tienen «mucho blanco» como chorizo o salchichón
  • Cuando lo hagamos debemos ser selectivos y tomar preferiblemente:
    • Jamón de york, pavo, lacón (con porcentaje superior al 85% en carne, leed las etiquetas)
    • Jamón ibérico del bueno (no por nada, sino que el serrano lleva una cantidad de sal tremenda…)

6. Cenar (y salir) muy tarde: a diario, nuestro horario de vida es alrededor de 2 horas posterior al de casi todos los países del mundo. Es verdad que nos acostamos más tarde porque también los levantamos más tarde, pero lo que sí podríamos ajustar en la medida de lo posible es la hora a la que cenamos, por ejemplo. Si se tienen niños, se puede cenar con ellos a las 20.30 perfectamente. De esta forma, nos iremos a dormir habiendo pasado un rato, simplemente es cuestión de «reordenar» nuestras tareas (lo más habitual es llegar a casa, hacer cosas y luego cenar; habría que invertir el orden llegando a casa, cenando y por último haciendo tareas). Por otro lado, tenemos por costumbre salir por la noche desde y hasta muy tarde, de forma que nuestro biorritmo se altera un montón… Soy la primera que hace eso, pero debo remarcarlo porque es evidente que muy bueno no es para nuestro cuerpo.

7. Algunas de nuestras «comidas típicas» son una auténtica bomba: los alimentos mencionados en los puntos 1, 2 y 5, churros/porras, chocolate a la taza, flan, arroz con leche, dulces navideños, cañas, copas con el doble de alcohol que en otros países… Por supuesto en los demás países tienen su nata, donuts, cervezas en tamaños industriales, etc, pero los nuestros no están mal jeje.

A pesar de los 7 puntos descritos, no podemos olvidar lo que comenzaba diciendo al inicio del post: si por algo nos caracterizamos los españoles es por DISFRUTAR de la vida, y así debemos hacerlo siempre, simplemente hay que ver que se puede disfrutar igual o más sin hacer polvo a nuestro cuerpo tomando una serie de pequeñas medidas, al menos de vez en cuando. Además, el tema de la dieta mediterránea que llevamos impreso en nuestras cabezas hace que más o menos todos seamos conscientes de que hay que tomar aceite de oliva, pan, fruta, verdura, legumbres, pescado etc mucho más que otros países del mundo que utilizan mantequilla para todo, no toman nunca legumbres o se sienten sanos tomando ketchup porque es verdura.

 


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