Las guías alimentarias sirven para formular políticas nacionales en materia de alimentación, nutrición, salud etc. En ellas se ofrecen al público consejos sobre alimentos y modelos que proporcionan los nutrientes fundamentales con el propósito de fomentar la salud en general y prevenir enfermedades crónicas.
Dado que la nutrición es una ciencia y, como tal, es universal, sería lógico pensar que las guías alimentarias de todos los países son iguales, ¿no? Pues os podéis imaginar que si he escrito este post es precisamente porque existen importantes diferencias entre países… De hecho, y por desgracia, la pirámide que manejamos en España deja muchísimo que desear… ¡Veamos por qué! (Y como esto no trata de hacer crítica destructiva, veremos también otras guías mucho más recomendables)
La pirámide que manejamos en España es la de la SENC, y dice lo siguiente:
¿Qué tiene de malo?
Antes de empezar a detallar, me parece que es poco intuitiva. Demasiadas palabras y condicionantes, dejando además a nuestro albedrío varias de las elecciones, como por ejemplo el volumen de cereales a consumir («según el grado de actividad física«) o lo que debemos considerar como «ocasional«.
Un punto a favor de la pirámide es el hecho de que incorpore algo ajeno a la propia alimentación: consumo de agua, utilización de técnicas culinarias saludables, balance energético, equilibrio emocional y actividad física diaria. Pero nuevamente deja a nuestra elección el cuánto y el cómo… Para un especialista en nutrición es fácil de interpretar, pero las pirámides no se elaboran precisamente para expertos en la materia sino para la población general! También me gusta que sitúe al aceite de oliva como principal fuente de grasa.
Pasando al detalle, el principal error de la pirámide me parece el hecho de que incluya DENTRO de ella alimentos que NO se encuentran dentro de una alimentación saludable, como el embutido, el alcohol, las golosinas, tartas, croissants, los suplementos… La mayoría de nosotros consumimos (con mayor o menor frecuencia) este tipo de productos, pero lo que no considero apropiado es que figure como una recomendación oficial, porque entonces se nos transmite el mensaje de que son productos a consumir sin problema!!! En mi opinión, estos productos deberían: o no figurar, o figurar fuera de la pirámide, para que entendamos que cuando los comemos nos estamos «saliendo» de las recomendaciones.
En segundo lugar, la base de una alimentación saludable debe ser las verduras y frutas, que en la pirámide española aparecen en el segundo escalón de alimentos aunque de manera difusa con el escalón nº1: un pan de molde (enemigo nº1 de toda dieta saludable), patatas, harinas… Además, las recomendaciones más recientes indican que el nº de frutas+verduras diarias debe ser de 7, no 5… Sí que figuran en esa base (afortunadamente) las legumbres y el arroz integral, totalmente de acuerdo, pero también hay otros cereales muy recomendables, y desde luego no debería ir todo en el mismo «saco»…
En tercer lugar, no me parece «justo» que se sitúe en el mismo punto la carne roja y los embutidos… La carne roja aporta nutrientes muy interesantes aunque deba consumirse con poca frecuencia (1 vez por semana es suficiente), en cambio los embutidos ya os conté todo lo que nos aportan…
Por último, echo en falta que señalen alimentos a limitar, como los que he indicado antes, y otros como la sal, azúcar, grasas trans, aditivos y, en general, productos procesados.
¿Y por qué encontramos estas incoherencias? Pues podemos pensar que la razón más potente es que hay muchos elementos arraigadísimos en nuestra gastronomía que no conviene desprestigiar… Por ejemplo, el vino, la cerveza, los dulces, los embutidos… Cuestión de imagen y de dinero, imagino. Porque nutricional no es, desde luego.
¿Cómo son las de los demás países?
En Estados Unidos, dadas sus (horriblemente) altas tasas de obesidad, poseen guías extensísimas sobre alimentación saludable. Podéis verlas en detalle en el link. De forma paralela, recientemente un equipo de Harvard ha publicado una alternativa a la pirámide/guía, dándole un formato que está bastante bien. Se llama Healthy eating plate:
Me gusta bastante porque incluye alimentos y hábitos a evitar, y porque lo que dice en sí mismo me parece correcto.
Un punto en contra de este modelo es el hecho de que no comemos en un plato todo esto, es decir, que debemos imaginarnos ese plato como nuestra comida en total. Una vez sabemos esto, dos formas de seguirlo serían:
- Crema de verduras de primero, (la parte verde de «vegetales» ya estaría cubierta), de segundo lenguado a la plancha con arroz integral (parte naranja y marrón) y de postre, una pera (parte roja).
- Lentejas tradicionales guisadas con arroz y verduras (plato único, cubriendo verde, naranja y marrón); y de postre bastaría con tomar una naranja.
Entonces, ¿con cuál me quedo?
Prácticamente de todas las gastronomías podría sacar puntos positivos (ojo, digo gastronomías, que no es lo mismo que guías)! La dieta india es muy interesante (especias, legumbres, cereales, alguna carne o pescado…), la dieta japonesa también lo es (pescado, arroz, cero postres, fermentados…), la peruana también es fantástica (pescado macerado, frutas, féculas interesantes…)… De la que debemos HUIR a toda costa es de la norteamericana (distinta del Plato Saludable), que es quien ha «inventado» los refinados, azúcares, grasas perjudiciales, aditivos, sales, etc, y la que está cambiando los patrones alimentarios de países que tradicionalmente gozaban de una salud fantástica y en los que la obesidad era inexistente.
Os cuento 2 con las que me siento «cómoda»… además del Plato Saludable.
La australiana:
Y nuestra fabulosa dieta mediterránea:
Y es que la dieta mediterránea BIEN ENTENDIDA (es decir, como la consumían nuestros abuelos: pan de panadería, aceite de oliva virgen extra, verduras frescas/congeladas, lácteos sin aditivos, frutos secos en crudo, etc) es un muy buen referente.
Si os fijáis, en la cúspide de la pirámide también aparece el vino fuera, y los dulces y embutidos con frecuencia inferior o igual a 2 y 1 ración por semana respectivamente (al menos nos orienta sobre «qué se entiende por ocasional»!).
Quiero hacer hincapié en lo de dieta mediterránea BIEN ENTENDIDA porque muchísimas veces me encuentro con gente que considera que «come muy bien» y realmente toma pan de molde, zumo de brick, yogur desnatado de sabores, etc. Y, desgraciadamente amigos, esto no es precisamente una alimentación saludable… En los pequeños matices está la GRAN DIFERENCIA. Os puedo explicar en detalle a qué me refiero con estos matices en mis sesiones privadas o en grupo, o incluso en mi Taller FoodShopping del próximo 6 de mayo!
Espero que os haya gustado este post, hasta la próxima!