Cómo superar los obstáculos que nos impiden mejorar nuestra alimentación

Hace un par de días me crucé con un artículo sobre una encuesta de la OCU que me pareció sumamente interesante, ya que reflejaba de forma resumida lo que me llevo encontrando desde que comencé a dedicarme “a esto de la alimentación”. De sus conclusiones se pueden extraer importantes mensajes, que trato de señalar en este post de forma constructiva. También creo que dichas conclusiones ayudarán a los profesionales del tema y a los reguladores a tomar medidas, y es que a la luz de los datos, queda claro que las ideas de la población sobre alimentación están mucho más influenciadas por la publicidad que por la información rigurosa sobre salud…

Paso a comentaros el artículo de la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios española).

Esta organización ha realizado una encuesta con el fin de conocer si los hábitos de alimentación de los españoles están cambiando y por qué. Ha sido encuestada una muestra representativa de la población de nuestro país, siendo sus principales conclusiones las siguientes:

A más de la mitad de los españoles le preocupa llevar una dieta sana, aunque en la práctica casi un 70% sigue una alimentación poco o muy poco saludable

1% Muy saludable
31% Saludable
49% Poco saludable
19% Muy poco saludable

Fuente: OCU

Aún así, el 43% de los españoles cree que tiene buenos hábitos nutricionales.

Mi comentario: esta divergencia entre realidad y percepción tiene mucho que ver con nuestra idea de la dieta mediterránea, que efectivamente es una dieta súper recomendable, pero si la siguiésemos como realmente es. Me explico: esta dieta consiste en el consumo predominante de pan, aceite de oliva, huevos, legumbres, pescado, frutas y hortalizas, aceitunas, cereales, frutos secos, especias etc, y algo de carne sobre todo blanca. Hasta aquí fenomenal, el problema es el “uso actualizado” que se hace de esta dieta: pan industrial (y no digo sólo de molde…), aceite de oliva refinado, palitos de cangrejo/gulas/varitas, zumos de brick, aceitunas más rellenas de aditivos que de otra cosa, cereales no integrales (refiriéndome a arroz, pasta…) y de desayuno plagados de azúcar, frutos secos fritos con potenciadores del sabor y muchísima sal… Esto es lo que hace que tanta gente considere que “come bien”, cuando realmente no es así.

 Nos falta fruta y verdura y nos pasamos con la carne

Considerando su propio patrón de referencia (os lo pego directamente; en mi opinión es incluso laxo), podemos ver que muuuy pocos de nosotros llegamos a lo recomendado en cuanto a fruta y verdura, tampoco muchos llegamos a lo relativo a legumbres, y lo bueno es que muchos consumimos pescado habitualmente y no nos pasamos con la cafeína:

patron de referencia

Fuente: OCU

 Razones por las que no conseguimos comer mejor y cómo afrontarlas

Los motivos por los que cierto porcentaje de la población no mejora en sus hábitos alimentarios, según las respuestas de la encuesta, son (ordenados de mayor a menor protagonismo):

  • Falta de tiempo
  • Falta de voluntad para resistir a alimentos poco saludables
  • Falta de dinero
  • Dificultad de cambiar de hábitos
  • Falta de información sobre alimentación saludable.

Mi comentario: esta información es la que más interesante me ha resultado de toda la incluida en la encuesta, ya que a partir de ella debemos aprender y enfocar nuestros esfuerzos aquellos que nos dedicamos al mundo de la alimentación y nutrición. Por eso el post se titula así 🙂 .

A continuación os voy a dar ciertos consejos para cada uno de esos obstáculos/excusas, aunque pueden o no funcionaros dependiendo de vuestro estilo de vida, y por ello es tan interesante la individualización/personalización en este ámbito (sabéis de sobra que estoy encantada de ofreceros más info al respecto para vuestro caso particular, visitad la sección Servicios):

  • Contra la falta de tiempo – las 3 claves son:
    • La organización (planificar lo que vamos a comer a una semana-vista, cuándo vamos a hacer a la compra, plantearnos cuándo vamos a cocinarlo…). En mi caso, planifico el viernes de camino al trabajo, compro el viernes por la tarde y cocino durante 2-3h la mañana del sábado/domingo; el resto de la semana sólo tenemos que hacer cosas a la plancha o cortar 1 tomate…
    • Elegir recetas rápidas, sencillas y que cundan, incluso cocinar de más para congelar (en mi blog de recetas tenéis mil ejemplos, ya que casi todo lo que cocino cumple con esas premisas), por ejemplo cremas de verduras, guisos de carne o de legumbres, pasteles de carne o pescado, lomo de cerdo en una pieza, curries, revueltos, ensaladas completas, grandes cantidades de alguna salsa saludable para luego simplemente añadir un pescado, pasta o pollo, pisto…También es muy útil tener siempre una buena cantidad de arroz/quinoa/cuscús/pasta hecho para acompañar de lo que surja o improvisar una ensalada.
    • Emplear productos procesados saludables para ayudarnos a acelerar el proceso (legumbres de bote, salsa de tomate sin aditivos y con poco azúcar, verduras congeladas…).
  • Contra la falta de voluntad para resistir a alimentos poco saludables – en este caso se trata de trabajar nuestro interior, entender bien y convencernos de los beneficios de llevar una alimentación saludable. Lo podemos resumir en “lo que gastes en alimentación, lo ahorraras en medicina”, pero si queréis razones más concretas, ahí van unas cuantas:
    • Mejorar el estado de salud en general: éste se ve afectado directísimamente, padeciendo dolencias que llegamos a considerar normales (“tengo el estómago delicado”, “siempre pillo todos los virus”, “retengo muchos líquidos”, “no tengo edad para seguir teniendo acné”, “siempre estoy cansado/a, no tengo fuerzas para hacer ejercicio” …)
    • Prevenir multitud de enfermedades graves (tanto digestivas como neurológicas, cáncer, renales, hipertensión, diabetes, por supuesto obesidad…)
    • Dormir mejor
    • Tener un peso adecuado (no para ser el más delgado/a y guapo/a, sino porque el peso adecuado es un reflejo de salud), y con ello mejora de la autoestima
    • Tener más energía (lo adelantaba antes, pero es muy importante!)
    • Fortalecer el sistema inmunitario (dejar de coger todo el virus que te rodea, resfriados, herpes…) – también lo adelantaba antes
  • Contra la falta de dinero – esto me da tanta rabia que lo tengo hasta incluido en mi sección “Sobre mí”. Cuando comparo mi gasto en compra con el de personas con estilos de vida similares (n° de comidas a la semana fuera de casa, n° de personas en casa etc), ¡alucinan con que mi gasto es muy inferior! Las legumbres, las frutas, verduras (frescas o congeladas), ciertos pescados, el arroz, etc ¿de verdad son caros? Si eliminamos esas galletas, bollos, helados, salsas, patatas/snacks, refrescos, carnes rojas, embutidos etc de nuestra cesta, y no las sustituimos por nada, ahí tenemos el ahorro! Un desayuno a base de pan con tomate y aceite y una fruta, o unos huevos revueltos, o un porridge de avena con frutos secos, por poner un ejemplo, son mucho más saludables y a un precio normal y corriente. Para comer sano NO es necesario estar todo el día comiendo aguacates, mangos, quinoa, superalimentos (chia, bayas de goyi, te matcha, manteca de anacardos…) y cosas así!
  • Contra la dificultad de cambiar de hábitos – es cuestión de ir poco a poco, y seguir mis recomendaciones anteriores en cuanto a la organización. Integrar hábitos en nuestra rutina parece difícil al principio, pero si lo pensamos bien nos pasamos la vida cambiando de hábitos, así que éste es sólo otro más! Si creéis que necesitáis ayudita extra, para eso estamos 🙂 Por ejemplo, mi servicio de Menús mensuales con recetas y lista de la compra puede servirte de orientación.
  • Contra la falta de información sobre alimentación saludable – en este punto no me detengo demasiado, ya que estoy de acuerdo con que las fuentes de información son a menudo confusas/contradictorias. Si ponemos en google “X alimento es malo” y “X alimento es bueno”, nos saldrán mil respuestas para ambas consultas… Por no hablar de la interpretación de estudios que se realiza muchas veces en las noticias, de lo más sensacionalista y sin ningún rigor! Es por ello conveniente consultar dudas concretas con especialistas en el tema (que se actualizan diariamente), y emplear el sentido común también.

10 hábitos de alimentación en la España de 2017 

Termino mi post comentando una serie de hábitos que destacan en la encuesta, en la medida en que pueden resultaros de utilidad si os sentís identificados:

      1. Se tiende más a los lácteos semi o desnatados que enteros – no representa un problema, pero hay que saber que con la eliminación de la grasa láctea también se pierden otros nutrientes… Además, casi siempre la ausencia de grasa se suple (para dar textura) con grandes cantidades de azúcar y aditivos.
      2. Gluten y lactosa están en el punto de mira – en relación con los lácteos: hasta un 20% dice tomarlos menos que en el pasado por considerarse intolerantes, en algunos casos diagnosticados por un médico, pero el 9% por sí mismos… En cuanto al gluten, un 10% de los encuestados prefiere consumir productos que no lo contengan, a pesar de que los alimentos sin gluten sólo están recomendados para quienes sean realmente intolerantes a esta proteína. Al respecto del gluten y lactosa, como os indiqué en mi post Dietas sin – parte 1, os debo los respectivos posts sobre la supresión del gluten y la lactosa, pros y contras.
      3. Casi la mitad de los encuestados piensa que los productos orgánicos son más sanos – si bien es cierto que estos productos suelen ser más sabrosos que los “normales”, a día de hoy no está del todo claro que su consumo conlleve mejoras en nuestra salud desde una perspectiva científica. Desde mi punto de vista, por simple sentido común, veo razonable que conlleve mejoras, ya que si de verdad hablamos de carne/huevos procedentes de animales criados sin antibióticos preventivos ni piensos artificiales ni en recintos diminutos, o si son frutas/hortalizas con menos pesticidas, eso debería trasladarse a nuestra salud…
      4. Más del 40% tiene claro que son más sanos los cereales integrales, y cada vez se consumen más – me alegro de que así sea, siempre que nos refiramos a arroz, pasta, pan integrales de verdad… y no a cereales tipo special K (que integrales son, pero ultraazucarados también!)
      5. El aceite de oliva es un alimento de uso común en nuestros hogares – en todos se consume habitualmente – lo mismo, me alegro de que así sea, siempre que nos refiramos a aceite de oliva virgen extra, del que viene en botes de cristal o lata o del que podemos comprar en grandes bidones de cooperativas andaluzas por internet, no el habitual de supermercados que es refinado. Como véis, en los detalles está la diferencia…
      6. La cocina casera es la opción habitual para la gran mayoría (93%), que come platos hechos en casa 5-7 días a la semana – fantástica noticia también, siempre que en casa lo que preparemos sea fruto de la mezcla de productos naturales saludables (es decir, unos espagueti carbaonara hechos con carbonara de bote, son caseros pero no son saludables…).
      7. Más de un tercio de encuestados va al restaurante o pide comida a domicilio al menos una vez a la semana – nada que destacar, esto no representa ningún problema dado que podemos pedir saludable o bien que sea uno de nuestras 2-3 comidas semanales “exceso”.
      8. Un 32% toma suplementos – si seguimos una dieta completa y no tenemos ninguna enfermedad o situación especifica (embarazo, malabsorción de nutrientes…), no son necesarios, y de hecho pueden ser perjudiciales (el exceso de determinadas vitaminas/minerales es, de verdad, peligroso). Además, si una de las excusas era la falta de dinero, ya tenemos otro sitio del que recortar!
      9. El 5% se salta el desayuno todos los días, y un 2% no cena nunca – porcentajes poco representativos, pero en cualquier caso: si no tienes hambre, NO COMAS. Eso sí, si luego vas a compensarlo comiendo alguna porquería porque la tienes más a tu alcance, entonces es mejor que desayunes/cenes… Si tienes hambre, haz tus 5 comidas, pero si no no te preocupes, nuestro cuerpo se beneficia de ayunos puntuales!
      10. El 72% come frente al televisor – y lo mismo ocurre con hacerlo mirando el teléfono. La distracción que suponen estos dispositivos suele hacernos comer más rápido y prestar menos atención a lo que se come, algo que interfiere con el mecanismo de la saciedad y puede llevar a ingerir más cantidad de la necesaria.

Espero que os haya gustado el post, ya sabéis que estoy disponible para comentar cualquier aspecto que os plantee dudas.


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